sábado, mayo 18, 2024

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¿Quién teme a Silvia Orriols?

La alcaldesa de Ripoll por Aliança Catalana que eclipsa a Junts y pone coto al islamismo

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La actual alcaldesa del partido Aliança Catalana ha hecho un llamamiento al Consell Comarcal del Ripollès para retirar el menú halal de las escuelas. Según un último mensaje publicado en su perfil de la red social X —antiguo Twitter—, la polémica alcaldesa de Ripoll ha asegurado: «He cursado una instancia al Consell Comarcal solicitando, entre otras cosas, que se garantice que toda la carne servida en los comedores escolares de Ripoll proceda de animales sacrificados con sedación o aturdimiento previo. ¡Fuera los menús halal en las escuelas públicas!»

Un comunicado más efectista que efectivo. Los caterings que dan servicios a los comedores escolares catalanes disponen de una amplia variedad de menús para vegetarianos o para niños celíacos.  Puede que en realidad Orriols esté buscando un nuevo, y quizá, último golpe de efecto ante la posibilidad de una moción de censura en su contra.

Ha sido la propia Silvia Orriols quien ha alertado sobre este hecho el pasado domingo, de nuevo en dicha red social: «Quizás tengo los días contados como ‘Batllessa’… ¿Habré encabezado, pues, el mandato más corto e intenso de la historia de Ripoll?», se preguntaba. Uniendo pocos cabos no es difícil llegar a la conclusión de que detrás de dicha moción estén Junts, ERC, PSC, CUP y un concejal escindido de Junts, partidos a los que la actual alcaldesa les ha cambiado el paso en un tema tan sensible como el de la política migratoria.

Así que, ¿quién es y de dónde ha salido Silvia Orriols? Silvia Orriols Serra, de 39 años de edad, es madre de 5 hijos y es diplomada en Biblioteconomía y Documentación por la Universidad de Vic. Comenzó su carrera política en el Front Nacional de Catalunya (FNC), partido que abandonó por «moderado» en el 2020, para impulsar su propio proyecto: Aliança Catalana. Desde entonces no ha parado de crecer. Si no que se lo digan a sus —todavía— aliados de Junts en el Ayuntamiento de Ripoll, a los que arrebató la alcaldía de uno de los municipios más importantes del Pirineo catalán tras muchos años en el poder. Su jura del cargo ya dejó entrever la deriva de su legislatura. La actual alcaldesa prometió su cargo «por imperativo legal y juro por las Constituciones catalanas que regían el país el 11 de septiembre de 1714, legales, vigentes e inderogables, que lucharé por restituir y garantizar los derechos y libertades de mi pueblo». Todo esto con la barretina de su abuelo encima de la mesa del consistorio. 

Desde entonces no ha dejado escapar ni una polémica.

En la misma toma de posesión aseguró haber tenido tantos votos porque «los vecinos están hartos de los privilegios y el trato de favor hacia una asociación que ha permitido un llamamiento a matar infieles. Están hartos de ver cómo nuestras calles casi hay más mujeres con los cabellos tapados que con los cabellos ondeando libres. Estamos hartos de deslomarnos para llegar a fin de mes viendo cómo otros viven, sin hacer nada, de nuestros impuestos. Estamos hartos de las peleas nocturnas, del tráfico de drogas, del incivismo que nos ensucia las paredes y nos destroza mobiliario. No es un relato fantasioso que yo haya construido desde esta silla. Es una realidad que ustedes se han empeñado en negar. Han preferido difamarme, descalificarme, reírse de mis propuestas y tumbarlas. Su afán por ridiculizarme y empequeñecerme les ha hecho olvidar que yo no soy ningún accidente fortuito, sino la representante legítima de una parte del pueblo».

A partir de ahí, el tono no paró de subir: al día siguiente de tomar posesión, dimitió en bloque la comisión de fiestas de Ripoll. Dicha comisión se despachó a gusto en un comunicado: «No nos sentimos partícipes de un ayuntamiento que no tolera a otros colectivos, discriminando de forma directa». Orriols les replicó con la misma brevedad: «Los que hace décadas que priorizan los intereses de los recién llegados me llaman extremista por querer priorizar los intereses de los ripolleses y de los catalanes. Qué farsa. Cataluña no vivirá de gestos, sino de realidades consumadas». Todo esto, horas después de haber publicado: «Cerremos la mezquita de Ripoll ya por justicia y reparación del 17-A». Mensaje con el que pretendía cerrar la herida de los atentados del 17 de agosto de 2017 en Las Ramblas de Barcelona, cuyo cerebro había sido el imán de la mezquita de su municipio.

Al igual que Isabel Díaz Ayuso, Silvia Orriols tiene a su particular Miguel Ángel Rodríguez en la sombra; el ideólogo que le ayuda a generar titulares y polémicas un día tras otro, y que no es otro que el primo del actual presidente de la Generalitat Pere Aragonés, y de nombre Jordi.  

Jordi Aragonés es historiador y ejerce de Secretario de Estudios y Programas de Aliança Catalana, siendo un declarado admirador de Margaret Thatcher. Al igual que su «lideresa», Aragonés es muy crítico con los partidos independentistas a los que acusa de traicionar a sus votantes: «sus hechos demuestran que no son independentistas. Llevan 10 años sin cumplir lo que dicen». Y es que, según ha expresado en varias ocasiones, «Cataluña no afronta que tiene un problema con la inmigración» porque pone en «peligro de extinción» el catalán. Algo que también remarca su jefa: «Restituir el Estado Catalán para blindar derechos y libertades de nuestro pueblo y para ejercer sin miedo ni pesar, el control fronterizo. O eso o nos borrarán del mapa».  Lo de ejercer el control fronterizo seguro que les suena. Exacto. Es lo que ha reclamado Junts a Pedro Sánchez en estas últimas semanas. 

Y volvemos a lo que comentaba un poco más arriba: Silvia Orriols está inquieta porque le estén planeando una moción de censura en el ayuntamiento. Ayuntamiento al que accedió en las últimas elecciones al obtener 1.401 votos que le otorgaron 6 concejales. Junts, en cambio, pasó de 2.263 sufragios a 760 y de 8 a 3 concejales. ERC bajó de 936 a 734 y mantuvo tres ediles. El PSC perdió un concejal y pasó de 3 a 2, mientras la CUP mantuvo sus dos representantes e irrumpió en el pleno la fuerza Som-hi Ripoll Independents del Ripollès (IDR-IDC) con un edil. 

A partir de ahí, el lío: PSOE, la CUP y ERC votaron a la candidata de ERC, Chantal Pérez (tuvo 7 votos), mientras que el concejal independiente se abstuvo y JxCat votaba a su candidata, Manoli Vega (3 votos). Así que Orriols ganó la alcaldía al ser la lista más votada. 

Ante el shock que se produjo por permitir gobernar a un partido de extrema derecha catalana, los grandes partidos del espectro catalán entablaron conversaciones para aplicar un cordón sanitario contra la fuerza de Orriols. Pero la presidenta de Junts, Laura Borràs, afirmó de manera algo dubitativa que se debía dejar gobernar a la lista más votada «para respetar la voluntad del pueblo» . 

En realidad Borràs quería recuperar la alcaldía para su candidata, Manoli Vega, algo que finalmente no consiguió, y comprobando en sus propias carnes como el monstruo que ayudó a alimentar, ahora empieza a devorar a su partido en las encuestas de intención de voto. De tal manera que Junts, el partido de Laura Borrás, ha empezado a hablar también de inmigración en Cataluña, metiendo de rebote al PSOE en la ecuación.  ¿Cómo? Haciendo que el Delegado del Gobierno en Cataluña (PSOE) solicite al Ayuntamiento de Ripoll un informe ante las trabas que pone el consistorio para que los inmigrantes no accedan a determinados trámites. La alcaldesa ha contestado que va a colaborar, porque la ley le obliga, pero a su vez ha anunciado una revisión del padrón municipal para denunciar a los vecinos que no tengan su permiso de residencia en regla. Con esto, intenta impedir el acceso a ayudas y subvenciones, siempre según sus palabras, a personas que no han aportado nada al municipio. 

Mientras se concreta la moción de censura o no, caben dos preguntas: ¿Sería mejor dejarla seguir como alcaldesa marcando la agenda política a los demás partidos? ¿O desalojarla de la alcaldía para que tenga más tiempo de recorrer Cataluña de arriba a abajo haciendo llegar su programa electoral a todos los rincones?

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