Los bomberos son uno de los servicios públicos mejor valorados por parte de los españoles. Según una de las últimas encuestas del CIS sobre los servicios públicos mejor valorados se encuentran los relacionados con la seguridad ciudadana, tanto protección civil como la policía o los propios bomberos, considerados como muy o bastante satisfactorios para el 72,5% de los encuestados. Esta valoración social no se ve respaldada por la realidad y las condiciones de los mismos, que durante muchos años vienen denunciando un empeoramiento de las condiciones de vida y que se ha visto constatado en los últimos días tras el fallecimiento de dos bomberos en un garaje de Alcorcón: Sergio Benavente Rodríguez, de 38 años, y Jesús Aguilar Molero, de 34. Después de lo sucedido el padre de Jesús afirmó que «no estaban preparados para encarar un incendio de este tipo», añadiendo que «los coches eléctricos ya están con nosotros. Ahora, los bomberos tendrán que tomar las medidas adecuadas para que esto no vuelva a suceder. Nos han contado que ha habido un choque, una deflagración y el humo. Siento que mi hijo entró en una ratonera. Estamos desolados».
Tras esta tragedia se vuelve a poner el foco en las condiciones laborales y económicas que sufren los bomberos, en gran parte por la peligrosidad y las altas exigencias que exige tal trabajo. Numerosos han sido los casos en los que los propios bomberos denuncian hasta más de 1.000 horas extras, material en mal estado, servicios mínimos y falta de personal, como ha sido el caso de la denuncia de los bomberos del área metropolitana de Barcelona en enero de este mismo año. Casos como el de Barcelona se pueden encontrar por toda España: los bomberos municipales de Salamanca, Madrid, los bomberos de Logroño, Granada o Torrelavega, llegando a formar una lista interminable de comunidades y cuerpos de bomberos que sufren las consecuencias de un sistema público cada día más deteriorado.
Frente a esta situación, en numerosas ocasiones los bomberos se han visto obligados a realizar huelgas y manifestaciones para poder luchar por sus derechos laborales. Algunos de los más recientes son los de un grupo de bomberos forestales de la Comunidad de Madrid, encerrados en la sede de la Dirección General de Emergencias de Las Rozas, donde exigían un convenio colectivo actualizado, la reducción de la temporalidad y la estabilización del empleo o la falta de personal en Sevilla durante los últimos días debido a la precariedad y la obligación de hacer horas extra a la escasa plantilla de bomberos existente. El número de casos como estos es innumerable, y da cuenta de la situación en que los bomberos españoles deben enfrentar la situación.
Pese a todos los problemas los bomberos siempre han sido uno de los principales apoyos en momentos de catástrofes en nuestro país, especialmente en la DANA ocurrida hace unos escasos meses. Tras la tragedia, miles de bomberos anunciaron que irían voluntariamente a realizar todo tipo de acciones y ayuda que necesitasen los miles de afectados por la riada. Pese a todas las trabas burocráticas que se les imponía y llevar durante años pidiendo al Ministerio del Interior una ley que unifique el criterio a la hora de intervenir en este tipo de situaciones, conocida como Ley Marco, los bomberos respondieron a la llamada para ayudar a los afectados pese a unas condiciones que solo hacen que empeorar año tras año.