El presidente del gobierno, Pedro Sánchez, esquiva el deporte. La candidatura de España en el Mundial 2030 lleva a Marruecos a reclamar la final. La FIFA, con Infantino a la cabeza, no se ha pronunciado sobre la situación.
La crisis en la RFEF ha provocado un maremoto en el Mundial 2030. La detención de Luis Rubiales y la imputación del presidente en funciones, Pedro Rocha, han debilitado la posición de España. Desde las Rozas, han abogado por aplazar las elecciones, donde Carlos Herrera o Iker Casillas buscarán acabar con el maremoto institucional.
El revuelo que se ha generado ha provocado efectos colaterales, donde Marruecos ha mostrado su presencia. Mohammed VI convenció a Pedro Sánchez para compartir sede mundialista y desde el primer instante ha tensado la cuerda a su favor.
Un mar de dudas
La situación es un mar de dudas para España. Pedro Sánchez, responsable de solucionar los problemas burocráticos, guarda silencio sobre el tema. Embarcado en promulgar la amnistía y los presupuestos del año 2025, Marruecos ha ganado terreno en la guerra futbolística. La buena relación que guarda Faouzi Lekjaa, presidente de la Federación marroquí de fútbol, con Infantino desequilibra la balanza. La opción del Bernabéu pierde fuelle y el gobierno guarda silencio.
Los presupuestos, donde Pedro Sánchez pone la vista, coinciden con el inicio de la construcción del gran competidor de España. En el año 2025, comienza la construcción de El Mansouria. El proyecto de Mohammed VI, con el apoyo de Francia, es construir el estadio más grande del mundo. Los millones invertidos en el campo, son la financiación para convencer a la UEFA del cambio.
La crisis institucional y política en España amenaza con terminar con el proyecto mundialista. El resultado de las próximas elecciones en la RFEF y el silencio de Pedro Sánchez serán decisivos. Sin un apoyo desde el gobierno, la batalla ante Marruecos terminará en una derrota y el estadio Mansouria albergará la final del Mundial 2030.