CARTA ABIERTA DE JUANVI
Hoy he recibido la Sentencia del desalojo de la Esperanza Obrera, por la que estoy absuelto de todos los delitos y mis compañeros condenados.
La justicia no se ha esforzado ni un mínimo por buscar la verdad. La Fiscal nos ofreció un pacto y se podría haber quedado en una pequeña multa para todos, pero ninguno agachamos la cabeza. No podemos asumir que sea considerado ‘resistencia a la autoridad’ que la policía de paisano, embozada y ocultando su rostro bajo cascos de moto, sin identificarse ni exhibir orden judicial, pueda entrar a la fuerza aprovechando un reparto de alimentos.
Nos desalojaron cuando los desahucios estaban prohibidos en toda España. Pese a vivir familias dentro, algunas con discapacidad, sin informes de servicios sociales (que eran exigibles para el desahucio) y, por supuesto, sin alternativa habitacional.
Mónica Oltra se quitó un peso de encima, y no nos sorprende que los mandos policiales respondieran con esta agresividad. No atendieron al hecho de que se había presentado un recurso frente a la medida cautelar que ordenaba el desalojo, ni que contábamos con el informe a nuestro favor del Fiscal en el caso, porque al parecer la justicia no es igual para todos.
Lo prioritario era que la familia USÓ FERRERA, entre las 100 familias más ricas de España, tuviera acceso al local para especular con él.
En el desalojo arrastraron a las familias por el suelo, las que dormían allí, que estaban abandonadas por las instituciones después de su desahucio. Ese era su hogar cuando la ‘izquierda del cambio’ decía parar los desahucios y Mónica Oltra aseguraba ser el azote de los poderosos.
La policía nos pegó una paliza a nosotros, aunque yo fui el que menos recibí, y esa creo que es la razón por la que he sido absuelto. Nos detuvieron como criminales y, para justificarlo hicieron un atestado surrealista donde todos habíamos pegado a todos los policías. Daba igual que la lesión fuera un corte de 3 milímetros, que el policía reconociera que se cortó con la puerta, que uno de los ‘policía-víctima’ ni siquiera participara en el desalojo o que la lesión menos grave que padeciera el último ‘policía-víctima’ fuera una fisura justo abajo del nudillo del dedo con el que pegó a uno mis compañeros, también detenido, y que cuyo parte de lesión acreditara dicho puñetazo.
No hemos tenido un juicio justo. Antes del juicio decidieron archivar la causa a todos los policías que habíamos denunciado por las lesiones fruto del desalojo, porque en la actuación policial ‘se usó la mínima fuerza posible’. Sin juicio, se descartó la causa, pese a que todos presentábamos lesiones. Se nos negaron todos los testigos y todas las fotografías y vídeos de la escena que yo mismo grabé. Creo que esa es la razón por la que también me han absuelto.
Esta Sentencia es injusta para mí, para mis compañeros y muy especialmente para Francisca. Ninguno pegamos a la policía ni nos resistimos, porque se les abrió la puerta a dos desconocidos que nunca dijeron ser policías.
Solo existe el lawfare para los políticos, pero la realidad es que Francisca, una señora que lleva toda su vida ganándose el pan limpiando, que la desahuciaron y no encontró alternativa en las instituciones gobernadas por la izquierda, una señora con minusvalía física reconocida, hoy está condenada por ‘resistirse’ a la policía y ‘pegarles puñetazos y patadas’, después de que la policía le llenaran el cuerpo de moratones y la echaran de su casa.
Estoy en deuda con todos mis camaradas. Ayudadme a difundirlo, a recaudar fondos para pagar la pena-multa de todos los detenidos y a defender su inocencia, porque yo estoy absuelto con las mismas pruebas que ellos han sido condenados.
Por nuestra parte vamos a recurrir la sentencia, pero si creen que con multas, juicios o detenciones van a acabar con nosotros, están muy equivocados. La Esperanza Obrera está más viva que nunca, y mientras siga existiendo la pobreza que sufren las familias trabajadoras, seguirá existiendo gente organizándose por denunciarla y construir una alternativa.