lunes, mayo 20, 2024

Estados Unidos y Reino Unido bombardean Yemen

El mar rojo, clave en la pugna por el dominio hegemónico comercial

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Este viernes varios territorios de Yemen fueron bombardeados por tropas occidentales con Estados Unidos y el Reino Unido a la cabeza. Un nuevo quebradero de cabeza para las aspiraciones imperialistas norteamericanas, que pierden preponderancia paulatinamente. 

Los rebeldes hutíes forman un bloque de resistencia chiita que controla gran parte de Yemen, apoyados por Irán, Arabia Saudí, el grupo Hamas, el Hezbollah libanés y otros grupos de orientación islámica de la región han creado el llamado «eje de resistencia», otro clavo en el pie para Estados Unidos. A este, perdiendo la batalla comercial con China, solo le queda sacar a relucir su brazo militar. Las acciones del grupo rebelde sobre posiciones estratégicas para el comercio vienen desencadenadas por el ataque israelí en Gaza. A raíz de este nuevo capítulo en el conflicto palestino, los hutíes vienen atacando embarcaciones en el mar rojo desde el noviembre pasado. La respuesta occidental no se ha hecho más de rogar: 78 bombardeos en distintas provincias del país asiático, en una ofensiva liderada por EEUU y Reino Unido con la participación de Países Bajos, Australia, Canadá y Bahréin para la que se sirvieron de aviones de combate y misiles Tomahawk. 

En el arte de la guerra, el elemento atmósfera siempre ha sido de vital importancia para todo general. En este caso el control de los mares y los puertos marítimos comerciales suponen uno de los factores fundamentales en la política exterior estadounidense. Se habla de que por esta vía marítima circulan entre el 10 y el 15 por ciento del comercio mundial. Y es que todo movimiento geopolítico relevante trae consigo consecuencias inminentes; la empresa Tesla ha paralizado temporalmente su producción en una fábrica en Berlín que obtenía sus piezas para mantener sus operaciones a través de barcos provenientes del Mar Rojo, el fabricante sueco Volvo Cars  también ha detenido sus fabricaciones. La cotización de materias primas y el precio del petróleo, impulsado al alza tras los acontecimientos, también se ven afectados. Por otro lado, la industria española ya se plantea el paro de máquinas por el conflicto, que perjudica principalmente a intercambios comerciales entre España y Asia que llegan a mover miles de millones de euros. 

La aplicación del famoso «América para los americanos» de la doctrina Monroe hoy se hace extensible a Europa, que llegado a tal grado de insubordinación económica y militar, con la OTAN y la Unión Europea como instrumentos de dominación poscoloniales, se ha convertido en una extensión formal del territorio norteamericano en este juego de ajedrez geopolítico. Y con este cambio de testigo, en el que China, agigantándose paso a paso parece hacerse con la hegemonía global, las repercusiones directas recaen sobre el viejo continente, en continua decadencia moral, cultural y económica. 

El sometimiento y la falta de capacidad productiva no suelen copar los telediarios, y en esta cuestión curiosamente sí que existe quórum entre los medios de izquierda y de derecha. Los dilemas sociológicos y los debates identitarios han fraccionado a una población que evita hablar de lo importante. La supervivencia del Estado, la venta de nuestro futuro, la deuda pública como forma de subyugación, la inoperancia de nuestras instituciones y el declive intelectual y formativo de las nuevas generaciones han de estar en el epicentro del debate público, servir a España es abarcarlas con la importancia que requiere, no hacerlo es síntoma de lo contrario.

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