El president de Cataluña, Salvador Illa, ha defendido recientemente la llegada de inmigración a España, catalogándola de necesaria, afirmando que «necesitamos que vengan. Si no lo hicieran, colapsaríamos como sociedad». Sus declaraciones se han desarrollado dentro de un acto organizado por la entidad Portes Obertes del Catalanisme, donde también ha remarcado no usar la inmigración como «munición política» pues ha defendido que detrás de la inmigración existen «personas con nombre y apellido».
La defensa de la inmigración también ha sido defendida por Illa en materia económica, definiéndola como un activo económico para el país y que hay servicios esenciales que no funcionarían sin la inmigración porque buena parte de ellos dependen de esas personas que vienen de otros países a «ganarse la vida». Para defender sus argumentos, Illa ha aportado datos en los que afirman que la inmigración aporta a la seguridad social un 10%, lo mismo que reciben de ella, motivo por el que ha pedido que se «combatan los estereotipos» que no hacen más que «envenenar la convivencia», afirmando que no tomando este camino puede derivar en «caminos muy peligrosos».
En relación con las declaraciones de Illa, la Generalitat también está avanzando en poder regularizar a trabajadores inmigrantes lo más rápido posible, buscando poder hacerlo en uno o dos años, y tener las competencias necesarias para realizarlo. Las declaraciones entran en clara contradicción con el sentir de los ciudadanos pese a que los socialistas estén gobernando dentro de Cataluña. Una reciente encuesta de carácter sociopolítica encargada por el Centre d’Estudis d’Opinió (CEO) de la Generalitat ha arrojado unos datos en los que se revela que el 60% de ciudadanos creen que hay demasiada inmigración en la comunidad presidida por Illa.
Para usar estos datos a su favor, el president se aferra a otro dato recogido en la propia encuesta del CEO, y es que la integración de las personas extranjeras en la convivencia, la economía y la cultura catalanas son aprobadas con una nota de 6 sobre 10 por los encuestados, lo que ha valido para que el dirigente del PSC destaque que existe una mayoría que percibe a las personas inmigrantes como una «fuente de enriquecimiento y diversidad», catalogando al resto de los encuestados como una minoría que apoya los discursos de odio de la extrema derecha.
Las personas inmigrantes, ha añadido, tienen «los mismos derechos y deberes» e integrarlos «no solo no pone en riesgo la identidad de quien acoge, sino que la enriquece». Finalmente, ha declarado que hay que debatir y hablar sobre inmigración para combatir el discurso de la extrema derecha, pese a admitir que no es un debate nuevo pero que se ha visto modificado con la llegada de las redes sociales.