Desde hace ya años, conocemos la estrecha relación entre los Estados Unidos y el Reino Alauita, pero con la llegada de Trump a la presidencia hace menos de un mes, la amenaza para España puede ser aún mayor. La situación territorial estratégica de Marruecos ha supuesto un punto clave para la visión geopolítica de EE. UU., ya que, ante el avance de países como China y Rusia por el continente africano, necesitan unas bases tácticas para frenar dicha expansión.
George Lombardi, asesor político del presidente republicano, que cuenta con más de 30 años de experiencia empresarial, política y académica, ya fue director ejecutivo del Consejo Económico Internacional para el Desarrollo. Este asesor concedió hace un par de meses una polémica entrevista en la que narra la amistad que une a Trump con Mohamed VI, la importante relación entre sus países, incluso habla sobre la propuesta en el desierto del Sáhara.
Este asesor primero fue preguntado por el Sahel, una franja de tierra extensa en la que se encuentran varios países como Mauritania, Malí, Níger, Burkina Faso, Chad, Sudán, Eritrea y Etiopía. Lombardi aludió a que la administración Trump va a ser muy diferente a la de Obama, que temía totalmente a Irán e intentaba hacer todo lo posible para tener contento a este país.
Después, le preguntaron sobre la relación con Marruecos, a lo que contestó que Trump era muy amigo, mucho más que Obama o incluso Biden, del rey de Marruecos, porque Marruecos ha sido un amigo histórico de Estados Unidos, y que esta amistad continuaría. También afirmó que ambos están preocupados por sus países y sus pueblos, y ambos están intentando buscar la paz y el progreso económico, cosa que crea bastantes dudas. Respecto a la relación con Marruecos, expresó que EE. UU., como institución económica y militar, siempre ha estado muy cerca de Marruecos y menos, naturalmente, de Argelia o Túnez, por su dependencia económica de Francia.
Para finalizar, hizo alusión al Sáhara, diciendo que, hasta que no cambien los gobiernos de Francia y España —exclamando que el último de estos era comunista—, no se podrán hacer cambios cualitativos. Y concluye la entrevista señalando que, con las Naciones Unidas y también con las agencias internacionales, se podría resolver el problema y luego liderar las bases para un futuro más próspero para la región. La cuestión que no se menciona en toda la entrevista son los intereses políticos y económicos que mueven estas acciones en nombre de la paz.