Un tribunal australiano condenó a una madre, Sakina Muhammad Jan, una viuda afgana de unos 48 años con residencia permanente en Australia, a tres años de cárcel por presionar a su hija a casarse contra su voluntad. Se trata de la primera sentencia de este tipo en Australia.
Unos meses después de celebrarse este matrimonio islámico, en enero de 2020, el marido mató a la joven con un cuchillo de cocina. Este fue sentenciado el año siguiente a cadena perpetua, aunque podrá optar a la libertad condicional tras pasar 19 años en prisión.
Los acuerdos nupciales incluyeron una dote de 14.000 dólares australianos, casi 8.500 euros, que estipulaban la condición de que se le reconociera a la joven el derecho a estudiar y trabajar. La joven estaba estigmatizada en su comunidad porque se había divorciado de un matrimonio que contrajo a los quince años.