11 de diciembre de 2025

Polonia ilegaliza al Partido Comunista de Polonia: el paradigma anticomunista se afianza dentro de la UE

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Monumento del cementerio soviético de Varsovia. Imagen de Wikimedia Commons.

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El miércoles 3 de diciembre, el Tribunal Constitucional de Polonia (TCP) ordenó la ilegalización del Partido Comunista de Polonia (KPP). El motivo aducido ha sido la supuesta incompatibilidad  con los principios constitucionales del país. El KPP, activo desde 2002, se ha proscrito tras varios intentos fallidos. 

El KPP nunca ha tenido un peso significativo en la sociedad polaca. Se consideraba heredero de otro partido comunista anterior: la Unión de Comunistas Polacos, fundado en 1990 e ilegalizado en el año 2000. A su vez, este partido tomaba el relevo al anterior partido gobernante fundado en 1948 mediante la unión del Partido Obrero Polaco y el Partido Socialista Polaco: el Partido Obrero Unificado Polaco (POUP), disuelto en 1990. El POUP gobernó Polonia junto al Partido Campesino Unificado y el Partido Democrático, integrados en el Frente de Unidad Nacional durante el período socialista.

Dada la irrelevancia del KPP, sorprende la decisión del TCP de ilegalizar a la organización. El propio presidente polaco, Karol Nawrocki, fue el artífice de la última iniciativa, esta vez exitosa, para prohibir al partido comunista. El presidente argumenta que la propia Constitución polaca prohíbe formaciones políticas basadas en el nazismo, el fascismo y el comunismo. La decisión, aparte de la Constitución,  también se ha fundamentado en la Ley de Partidos. Desde el año 2020 se viene intentando proscribir al KPP, cuando el Fiscal General y también Ministro de Justicia  Zbigniew Ziobro presentó una moción que no llego a triunfar. 

Lo que acaba de suceder en Polonia no es algo nuevo dentro del seno de la Unión Europea. El pasado 18 de julio República Checa criminalizó y prohibió la divulgación del comunismo, siguiendo la línea política que también se aplica en países como Estonia, Letonia y Lituania. 

La justificación ideológica se encuentra en el paradigma que entre otras cosas equipara comunismo y fascismo dentro de la etiqueta de totalitarismo. Tanto el nacionalsocialismo como el fascismo veían en el marxismo uno de sus principales enemigos. Fue la burguesía la que financió al fascismo ante el miedo a la revolución, prefiriendo instaurar dictaduras a atender las demandas populares, por lo que equiparar ambas ideologías, claramente antagónicas, es absurdo. 

No es algo raro dentro del pensamiento liberal el recurrir a movimientos como el del fascismo para mantener la posición hegemónica de la burguesía, puesto que autores liberales como Tocqueville o John Stuart Mill ya abogaban por una dictadura transitoria para refrenar una posible revolución, como bien indica Domenico Losurdo en su obra: Contrahistoria del Liberalismo. Si es por buscar parecidos en poco se diferencia la invasión alemana a Polonia en 1939 a la invasión estadounidense de Filipinas en 1898, por poner un ejemplo. Claro está que los imperios coloniales liberales no se forjaron pacíficamente. Por seguir con los parecidos podemos hablar sobre el proyecto de expansión alemán sobre el este de Europa, inspirado en la Conquista del Oeste estadounidense, que supuso el genocidio de los pueblos indios y su posterior segregación racial, aplicada también a la población negra. 

Si nos vamos a cuestiones candentes de la historia reciente polaca como la masacre de Katyn, vemos que han sido desmentidas por investigadores como Grover Furr en su trabajo: ¿Desmentida la versión “Oficial” de la masacre de Katyn? El autor demuestra que la versión aceptada fue la que creo la Alemania nazi y que asumió el gobierno polaco en el exilio. Gobierno heredero de la dictadura nacionalista de Józef Piłsudski, que oprimió a las poblaciones bielorrusas y rusas del este de Polonia, habitantes de las tierras que ganó Polonia a la URSS durante la guerra Polaco-Soviética (1919-1921) y que posteriormente fueron recuperadas por la URSS en 1939.

La decisión de ilegalizar al KPP responde a una lógica inserta en el paradigma anticomunista, que se plasma en recortes de libertades dentro de los países de la Unión Europea. No debe sorprendernos que estas medidas afecten en el futuro a más países, a pesar de que el comunismo no constituye una amenaza real en nuestros días. 

 

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