Hace unos días publiqué un primer artículo intentando exponer, de forma accesible, las claves del informe elaborado por la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil. Sin entrar aún en licitaciones concretas, cifras detalladas u operativas específicas —lo cual abordaré en próximas entregas—. Quise centrarme en explicar la dinámica general de una estructura presuntamente delictiva que habría operado durante años en torno a tres figuras clave: Koldo García, José Luis Ábalos y Santos Cerdán.
Hoy me propongo ir más allá: no solo explicar qué está ocurriendo, sino entender quiénes son estos protagonistas. Cómo se conocieron, qué hacían antes de llegar al poder, cómo sus trayectorias se entrelazaron y de qué modo fueron, presuntamente, tejiendo una red de influencias que hoy está bajo la lupa judicial. Y para ello, conviene empezar por un nombre que, aunque tardó en ocupar portadas, se ha convertido en uno de los pilares de esta historia: Santos Cerdán. Discreto, poco mediático y hasta ahora en segundo plano, su figura ha pasado de la sombra a estar en el centro de la tormenta. Pero su trayectoria política, lejos de empezar con el caso Koldo, lleva más de una década relacionada con decisiones y nombramientos que hoy cobran sentido a la luz de las investigaciones.
Nacido en un pueblo de Navarra en 1969, Santos Cerdán no fue a la universidad. Cursó Formación Profesional de segundo grado como Técnico en Electrónica Industrial. Esa falta de estudios superiores no le impidió crecer y medrar dentro del PSOE. En 2004 ya era miembro de la Comisión Ejecutiva Regional del partido; y desde entonces ocupó distintos cargos en el Gobierno autonómico navarro. Fue parlamentario foral entre 2014 y 2017. En 2019 dio el salto al Congreso de los Diputados, y en julio de 2021 fue nombrado Secretario de Organización del PSOE. Antes había sido Secretario de Coordinación Territorial, desde junio de 2017. Durante esos años, también fue presidente de la Fundación Pablo Iglesias y uno de los principales organizadores del equipo de Sánchez en las primarias de 2017.
Empecemos por el final. Santos Cerdán dijo el 12 de junio, tras dimitir de todos sus cargos en el Partido Socialista, que nunca había actuado de forma delictiva. “Jamás he cometido una ilegalidad”, declaró. La dimisión llegó justo después de que la UCO hiciera público un informe basado en grabaciones intervenidas a Koldo García, su antiguo colaborador.
Santos Cerdán defendió su inocencia. Sin embargo, el informe policial apunta a lo contrario. Según la investigación, su ex mano derecha, Koldo, llevaba años grabando sus conversaciones con políticos y empresarios. Con ninguno mantenía una relación tan prolongada y estrecha como con Santos Cerdán. Entre el material intervenido, destacan mensajes cifrados, grabaciones de audio y correos electrónicos del PSOE y del Ministerio de Transportes. La UCO los habría clonado por orden judicial.
Según la UCO, la relación de Santos Cerdán con Koldo García se remonta, al menos, al año 2013. En aquel entonces, Koldo era una especie de subordinado de Santos Cerdán. Así se desprende de los mensajes intervenidos durante la investigación: entre ellos había confianza, y Cerdán le encomendaba tareas —algunas de legalidad dudosa— con total familiaridad. Ya durante la etapa navarra, ambos habrían participado en actividades bajo sospecha. Una de ellas es el proyecto Mina Muga, actualmente investigado. Otra, las obras del Pabellón Arena, adjudicadas a una UTE entre ACCIONA y Servinabar, también bajo escrutinio. Es clave saber que en 2016, Santo Cerdán habría adquirido el 45 % de Servinabar 2000 S.L. Y esta empresa está vinculada a varias adjudicaciones públicas clave en la operativa de desvío de fondos.
Así, una pieza clave fue Servinabar. La empresa navarra que, en unión temporal de empresas (UTE) con Acciona, se adjudicó al menos seis contratos públicos en Navarra desde 2017 por un valor de entre 83 y 106 millones de euros. Entre estos se incluyó la duplicación del túnel de Belate (62–76 millones) y varias obras de VPO. Servinabar recibió adjudicaciones hasta días antes del registro de la UCO, como un contrato de 72 497 € en junio de 2025. Servinabar niega que Santos Cerdán fuera socio, lo que choca con la escritura privada de 2016 encontrada por la UCO, que le atribuye el 45 % de las participaciones sociales.
En las primarias de 2017 Santos Cerdán se encargó de recoger avales por toda España para la candidatura de Pedro Sánchez. Aquella gesta le hizo ganarse la confianza del líder. Desde ese momento, Sánchez lo integró en su núcleo cercano: Santos Cerdán ascendió a secretario de Coordinación Territorial; luego a secretario de Organización del PSOE en 2021, sucediendo en ese cargo a José Luis Ábalos.
En 2018, con Sánchez en la Moncloa, José Luis Ábalos fue nombrado ministro de Fomento. Para entonces, Santos Cerdán ya había conseguido colocar a Koldo como conductor de Ábalos. Un año después, ese conductor pasó a ser su asesor. Según el informe de la UCO, Santos Cerdán tenía interés en que Koldo estuviera cerca de Ábalos para influir en las adjudicaciones del Ministerio de Transportes. La meta: favorecer a empresas como ACCIONA, con las que ya habrían estado operando en Navarra. Era, en definitiva, escalar la red a nivel nacional. Según los audios analizados, algunas de estas maniobras estaban en marcha desde al menos 2014, con referencias a pagos en efectivo y colocación de personas afines en distintos organismos.
La relación Santos Cerdán – Koldo se convirtió, según la UCO, en una relación profesional dentro de una trama de corrupción. Diversas grabaciones revelan que ambos coordinaban con Ábalos comisiones ilícitas ligadas a contratos de obra pública. En las conversaciones registradas por el propio Koldo, Santos Cerdán aparece como el encargado de gestionar los pagos irregulares.
La empresa Servinabar aparece en los informes de la UCO como una pieza instrumental creada en alianza entre Santos Cerdán y Koldo García para lucrarse de contratos públicos. Los hechos documentados en informes oficiales señalan que, a través de Servinabar, Cerdán canalizó comisiones ilícitas y contratos, obtenidos gracias a sus posiciones de poder. Aunque Santos Cerdán niega cualquier implicación y la empresa clama por su inocencia, la conexión contractual y operativa entre Cerdán y Servinabar es uno de los focos centrales del Caso Koldo.
Ya como “número tres” del partido, Cerdán se convirtió en el fontanero del PSOE, encargado de tejer alianzas internas y ejecutar las estrategias de Sánchez. Por ejemplo, tras las elecciones de 2023, Sánchez confió en él la negociación con Junts para lograr la investidura: fue Santos Cerdán quien viajó a Bruselas, se reunió con Puigdemont y firmó el acuerdo en nombre del PSOE.
La confianza de Pedro Sánchez en Santos Cerdán se vio sacudida por el estallido del caso Koldo en 2025. Cuando surgieron pruebas de supuesta corrupción, Sánchez marcó distancias. El 12 de junio de 2025, horas después de conocerse el informe de la UCO, Sánchez pidió la dimisión inmediata de Cerdán de todos sus cargos. La relación política, antes marcada por la lealtad, terminó abruptamente por la necesidad de Sánchez de salvaguardar la imagen del Gobierno y del PSOE tras las revelaciones del caso.
Será labor de la justicia determinar si esa conexión constituyó efectivamente una red de corrupción en torno a la adjudicación de obras públicas.
