Los últimos sondeos confirman una tendencia imparable: el PSOE de Pedro Sánchez no consigue frenar su caída en intención de voto, mientras el Partido Popular se consolida como fuerza hegemónica con una ventaja que ya roza o supera los 10 puntos en diversos estudios demoscópicos. La imagen de desgaste del Gobierno y la acumulación de escándalos —como el caso Cerdán o las revelaciones sobre Begoña Gómez— están hundiendo las expectativas electorales del socialismo español.
Según el último barómetro de 40dB (junio), el PP alcanzaría el 33,3 % de los votos, frente a un PSOE en mínimos históricos con un 27 %. Por su parte, Vox también se fortalece con un 15,2 %, lo que situaría al bloque de derechas (PP+Vox) con una ventaja de más de 11 puntos respecto al bloque de izquierda (PSOE+Sumar).
El CIS de julio, más amable con el Gobierno, también refleja una pérdida notable de apoyo socialista, aunque disimula la ventaja con apenas medio punto entre PSOE y PP. Sin embargo, incluso este sondeo oficial muestra una subida histórica de Vox, que se aproxima al 19 %.
La conclusión es clara: la sangría de votos no cesa y la desconexión del Gobierno con la calle se acentúa, mientras Pedro Sánchez mantiene un discurso autocomplaciente desde su refugio veraniego en La Mareta. El descontento social, la percepción de corrupción, la desconfianza en la economía y la inseguridad jurídica están minando la base electoral del sanchismo, cuya caída parece ya estructural.
