Un reciente estudio multidisciplinar publicado en la revista Nature ha revolucionado la comprensión de los orígenes de la Piedra del Altar de Stonehenge. Durante mucho tiempo, se creyó que esta roca arenisca de seis mil kilos, que forma parte del monumento megalítico, podría provenir de Pembrokeshire, Gales. Sin embargo, la investigación a cargo de los científicos Anthony Clarke, Christopher Kirkland, Richard Bevins, Nick Pearce, Stijn Glorie y Rob Ixer ha conseguido identificar su origen a 750 kilómetros, en la Cuenca Orcadia, en el noreste de Escocia.  

El equipo llegó a esta conclusión tras un minucioso análisis de los minerales contenidos en la roca. Estos minerales, que han sido comparados con otros de diferentes regiones de Gran Bretaña, mostraron ser compatibles con formaciones geológicas del norte escocés.

Este nuevo hallazgo es importante porque resalta las capacidades tecnológicas y organizativas de las sociedades neolíticas. Además, el estudio apunta a un probable transporte marítimo, que sugiere un nivel de complejidad mucho más avanzado, en cuanto a las habilidades de navegación se refiere, de lo que se había asumido.

El descubrimiento aporta nuevos datos acerca de las conexiones culturales y el intercambio entre las diferentes regiones británicas durante la prehistoria, revelando una red de contactos más extensa.

Con esta nueva información, se abre una nueva puerta para la investigación arqueológica sobre las rutas y métodos que los pobladores de las Islas Británicas de hace alrededor de cinco mil años utilizaron para transportar los materiales que conforman los monumentos megalíticos como Stonehenge.