27 de noviembre de 2025

Disminuye la afiliación sindical en España entre los jóvenes

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Sede de Comisiones Obreras. Imagen de Wikimedia Commons.

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Cada día nos topamos con nuevos datos que reflejan el nivel de degradación de la sociedad española y de las condiciones de vida de los trabajadores. En una sociedad donde cada vez más prima lo individual frente a lo colectivo no es raro ver que el número de personas sindicadas no pare de disminuir. 

Hace poco The Objective publicó que apenas un 5,5% de los jóvenes menores de 30 años está sindicado. De los dos principales sindicatos: Comisiones Obreras y UGT, solo un 9,4% de sus miembros son menores de 30 años. Otro artículo de El Confidencial reduce esa cifra afirmando que sólo un 3% paga una cuota sindical. 

Estos datos son extraídos de las encuestas promovidas por Encuesta Social Europea, conocida por sus siglas en inglés ESS. Los datos mas recientes corresponden al año 2024 y el trabajo de campo en España lo llevo a cabo el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). 

Por otra parte, llevamos más de 15 años sin que el Ministerio de Trabajo muestre datos sobre las tasas de afiliación sindical. Ni bajo la dirección de Yolanda Diaz durante la coalición PSOE-Unidas Podemos, ni bajo la actual de PSOE-Sumar ha existido la preocupación de publicar estos datos, por no hablar de los anteriores ministros tanto del PSOE como del PP. 

La última vez que se dieron a conocer fue en el año 2010 con la Encuesta de Calidad de Vida en el Trabajo (ECVT), de carácter bianual. Esta encuesta fue eliminada por el gobierno de Mariano Rajoy y sustituida por la Encuesta Anual Laboral, que ofrece menos detalles y se centra más en las empresas y menos en los sindicatos. Esta decisión no ha sido revertida en ningún momento bajo el actual gobierno del PSOE. En base a los datos de la ECVT se afirmó desde la Fundación 1º de Mayo (CC.OO) que la afiliación sindical era en 2010 del 18,9% en general, y del 13,2% entre los jóvenes entre 16 y 34 años. 

En cuanto a los datos generales, según la OCDE aproximadamente un 15% de los españoles está sindicado. En comparación con otros países como Bélgica, cuya tasa de afiliación sindical se sitúa en un 49%, en España la afiliación es muy baja. 

Las explicaciones de esta realidad se encuentran en cuestiones como la alta temporalidad en el empleo, especialmente entre la juventud, y en el desempleo. Según datos del Informe Jóvenes y Mercado de Trabajo realizado por el Ministerio de Trabajo del tercer trimestre de 2025, la temporalidad entre los jóvenes de 16 a 24 años se sitúa en un 41,7%, y entre los jóvenes entre 16 y 29 años en un 32,5%. No menos importante que la inestabilidad laboral es el desempleo juvenil. Actualmente el 25,4% no tiene empleo según la Encuesta de Población Activa (EPA) realizada por el INE. Además España vive desde la Transición un proceso de desindustrialización, gracias a las privatizaciones masivas que realizó especialmente el PSOE pero también el PP. Los grandes centros de trabajo que aglutinan a los trabajadores son cada vez menos. La economía española está enfocada en el sector servicios, caracterizado por la atomización de los trabajadores, donde el teletrabajo también hace mella en el sentimiento de colectividad que antes era más común entre los trabajadores. 

A todos estos datos se suma la creciente desconfianza hacia los sindicatos mayoritarios: CC.OO y UGT. Su servilismo para con el gobierno y la patronal es patente. Su actividad ha contribuido a la desmovilización obrera y sindical, visible en la disminución de conflictos laborales y en la ausencia de huelgas generales desde 2012. La atención de estos sindicatos se centra en cuestiones sin importancia en el día a día de los trabajadores en lugar de cuestiones fundamentales como por ejemplo el aumento de los accidentes laborales o la jubilación reversible.  

No menos importante es el impacto de los flujos migratorios masivos, que importan mano de obra con menos tradición sindical y con unos estándares de bienestar más bajos que los de un trabajador nacional, cuyo resultado es la devaluación de las condiciones de trabajo y el descenso de la combatividad sindical. Datos de 2021 de UGT pusieron de manifiesto que sólo un 3,75% de sus afiliados eran extranjeros.

El descrédito de los grandes sindicatos, unidos a factores objetivos marcados por la temporalidad, el desempleo, la inmigración, junto con la terciarización de la economía tienen como resultado el decrecimiento de la afiliación sindical, especialmente entre los jóvenes. Ante esta situación urge la consolidación de un sindicato de clase y combativo como el Frente de Obreros en Lucha (FOL) que recupere la fe en el sindicalismo y defienda los intereses de los trabajadores. 

 

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