Es junio, y como en todo final de curso, llega el momento de hacer balance. En El Enclave vamos a ponerle nota al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tras un curso político marcado por escándalos de corrupción y el abandono al pueblo español.
El curso comenzó en septiembre con el caso Koldo, que no solo destapó comisiones ilegales en contratos de mascarillas, sino que salpicó de lleno a la cúpula del PSOE. Grabaciones e informes de la UCO apuntan a Ábalos y a Santos Cerdán como piezas clave en la trama de adjudicaciones irregulares y mordidas.
En otoño, la DANA que arrasó el Levante dejó muertos, barrios inundados y familias devastadas. La respuesta del Gobierno fue el abandono más absoluto mientras tanto, millones fluían a ONGs dedicadas a la industria migratoria y al reparto de cargos en RTVE, en una escena que retrata bien las prioridades de Sánchez.
Durante el invierno, los agricultores tomaron las calles para denunciar la competencia desleal y las imposiciones verdes dictadas desde Bruselas. El Gobierno se limitó a ignorarlos, como también hizo frente a la subida del precio de los alimentos o el colapso de la sanidad pública.
En primavera, el ministro Albares reabrió la embajada en Siria y comprometió 11 millones de euros en ayuda exterior al nuevo gobierno yihadista. Al mismo tiempo, el gasto militar superaba los 33.000 millones de euros, destinado principalmente a sostener la guerra en Ucrania. Para eso sí hay recursos. Pero para proteger nuestras fronteras o reforzar los servicios públicos, no.
En abril, la vivienda subió un 12,2 %, su mayor incremento en 18 años; más de 12 millones de personas viven en riesgo de pobreza; el paro juvenil supera el 26 %; y 42.000 inmigrantes irregulares habían cruzado la frontera en solo cuatro meses. Las consecuencias, una vez más, recaen sobre la clase trabajadora.
Junio ha cerrado el curso con un nuevo mazazo: Santos Cerdán, mano derecha del presidente, fue implicado en cobros en sobres por la UCO. Dimitió días después, mientras Pedro Sánchez se aferraba al cargo sin asumir responsabilidad política alguna.
Pedro Sánchez suspende por ser responsable de una gestión contraria a los intereses del pueblo, guiada únicamente por su obsesión por mantenerse en el poder, sin principios ni respeto por quienes dice representar. Encerrado en La Moncloa, protegido por pactos, propaganda y clientelismo, el presidente se resiste a soltar el sillón mientras el país se desangra. El curso termina, pero el deterioro continúa.
