El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su homólogo ruso, Vladimir Putin, se verán las caras este 15 de agosto en Anchorage, Alaska, en un encuentro que la Casa Blanca define como un “ejercicio de escucha” más que una negociación formal. Será la primera cumbre entre líderes de ambos países en territorio estadounidense desde 1988 y la primera vez que un presidente ruso visita Alaska desde su venta a EE. UU. en 1867.
El objetivo declarado es explorar vías para un alto el fuego en Ucrania, aunque la ausencia del presidente ucraniano Volodímir Zelenski ha generado críticas internacionales. Zelenski ha advertido que Moscú podría utilizar la reunión para responsabilizarle de un eventual fracaso en las conversaciones, mientras que varios líderes europeos temen que se legitimen reclamaciones territoriales rusas sin contar con Kiev.
El simbolismo de Alaska, territorio que perteneció al Imperio ruso, añade un matiz histórico al encuentro, que se celebrará en la base militar conjunta Elmendorf–Richardson. Trump ha asegurado que sabrá “en los primeros dos minutos” si un acuerdo de paz es posible, mientras que Rusia ha descartado ceder en sus posiciones clave.
El encuentro se produce en un contexto de tensiones globales y con advertencias de que cualquier pacto sin la participación de Ucrania podría desestabilizar aún más el escenario internacional.
