Esta madrugada de domingo a lunes, una pelea entre unas cien personas en el barrio de la Mariola, en Lleida, activó a varias patrullas de los Mossos d’Esquadra. Los agentes de la USC y del ARRO se desplazaron hacia la calle de Júpiter alrededor de las doce de la noche.
Cuando llegaron, la pelea había terminado. Sin embargo, un grupo de unas cuarenta personas les tendió una emboscada. Según fuentes policiales, los atacaron de forma muy violenta, lanzando piedras, botellas y golpeándolos con palos de madera y barras de hierro. La situación se volvió crítica.
Seis agentes resultaron heridos. Cuatro sufrieron heridas abiertas en la cabeza y necesitaron puntos de sutura, uno de ellos hasta veinte. Dos policías quedaron tendidos en el suelo y fueron evacuados por sus compañeros. Otros dos agentes sufrieron contusiones de diversa gravedad. Uno de los heridos permanece en observación.
Los Mossos formaron una línea policial para contener el ataque, pero fueron superados en número y en agresividad. Obligados a replegarse, se refugiaron en vehículos y detrás de contenedores hasta poder abandonar la zona.
La mayoría de los atacantes pertenecía a familias de etnia gitana que controlan la zona de Mariola. Aunque la Brimo fue movilizada desde Barcelona, a su llegada el conflicto ya se había disipado. No hay detenidos por ahora, aunque se ha abierto una investigación para identificar a los responsables.
La violencia callejera en Cataluña se ha intensificado en las últimas semanas. Los barrios de Sant Adrià de Besòs, Girona, Figueres, Salt y Mataró también han registrado disturbios. El presidente Salvador Illa prometió el viernes que «no habrá impunidad», pero la realidad muestra que queda mucho trabajo pendiente.
