El último trimestre de 2023 cerró con récord histórico respecto a la llegada de turistas a la isla de Tenerife. La situación, lejos de ser un logro que celebrar, deja entrever el ocaso de un sistema que lleva décadas mostrando signos de agotamiento. El creciente descontento social de una parte cada vez más numerosa de la población ha terminado propiciando la convocatoria de una manifestación para el 20 de abril contraria al modelo turístico actual, que aglutina a todas las islas del archipiélago. Este llamamiento trasciende fronteras ya que también se han convocado concentraciones en Madrid, Málaga, Berlín, Barcelona, Granada y Londres. 

Las protestas, contrarias a lo que se ha dicho durante la última semana, no pretenden mostrar una reivindicación xenófoba ni opuesta completamente al sector. Únicamente reclaman una serie de políticas públicas que permitan que la riqueza generada por la actividad no se escape a países extranjeros, redundando así en el bienestar general de los canarios.

Las reclamaciones del pueblo

Las quejas se dan dentro de un clima de crispación general en las islas. Es el retrato de miles de canarios que, poco a poco, se van acercando al umbral de la pobreza, teniendo los salarios más bajos del país y a su vez la cesta de la compra más cara junto a Baleares. La dependencia del turismo, cuya incidencia dentro del PIB supera el 35%, deja entrever la vulnerabilidad del archipiélago sobre los ciclos económicos y su dependencia del exterior, ya que del consumo total que se da en Canarias, solo un 1% es producido en su interior.

Aunque el sector sea responsable de la existencia de 340.000 empleos, proyecta unas condiciones laborales pésimas. Así lo refleja la situación de las «kellys», camareras de piso que reiteradas veces se han manifestado por las pésimas condiciones de trabajo a las que se ven sometidas diariamente, como declara su portavoz en Gran Canaria Marcia Díaz: ni la reforma laboral ni los convenios provinciales del sector de la hostelería han servido para mejorar sus condiciones de trabajo.

La precariedad es mucho más notoria fuera de las zonas metropolitanas, en la «canarias vaciada» que padece los efectos de la sequía y del incendio del pasado verano, además de la situación climatológica que ha llevado a establecer cortes de agua en el municipio tinerfeño de Fasnia. Un caso similar a este están padeciendo algunos habitantes de Fuerteventura, que no ven salir agua del grifo, mientras que en los hoteles la situación es de absoluta normalidad a pesar de estar en plena emergencia hídrica. 

Las reclamaciones principales exigen una moratoria turística y vacacional de carácter temporal y revisable que, a su vez, se encuentre amparada por la creación de asambleas vinculantes, integradas por la ciudadanía y completamente independientes de los poderes públicos locales. De la misma manera, se exige la pausa de proyectos turísticos como el de Cuna del Alma o la Tejita en Tenerife, la implantación de la ecotasa, mayor iniciativa de regulación de compra de vivienda por parte de extranjeros y, por último, garantizar la protección de los espacios naturales de las islas. Con estos fines, un grupo de activistas se declararon el pasado 12 de abril en huelga de hambre indefinida. 

La reacción del Gobierno

Las autoridades locales han reaccionado con extrema preocupación a la situación de disconformidad por parte de la ciudadanía, tras años de una apuesta firme por el sector turístico. Están completamente alarmadas con la posibilidad de que se paralice parcial o totalmente una industria que consiguió sacar de la pobreza a tantas familias durante el boom económico en los años 60. Tanto es así, que se han acelerado los trámites para elaborar la primera ley de regulación de alquiler vacacional canaria, de forma que se puedan paliar externalidades negativas generadas por dicha actividad como un asunto de máxima prioridad.

Uno de los alcaldes más longevos no solo de la isla de Tenerife sino de España, Jose Miguel Rodríguez Fraga (PSOE), se posicionó en sintonía con las respuestas del gobierno. Tras la declaración de zona tensionada en su municipio, afirmó no comprender las motivaciones de la manifestación, recriminando que no se había propuesto un modelo alternativo. 

También llaman la atención los cambios de posición de 180 grados que ha mostrado de forma reciente el Presidente del Gobierno de Canarias Fernando Clavijo. Tras el anuncio de la manifestación, el líder de Coalición Canaria (CC) se mostró «preocupado»  declarando que: «Nos preocupa porque el turismo es nuestra principal fuente de riqueza. Quien viene a disfrutar, a pasar unos días y a dejar su dinero en Canarias, no tiene que ser ni increpado». Con el paso de los días comenzó a llamar la atención a la patronal: «Los empresarios saben perfectamente que tienen que cambiar. El turismo tiene que ser consciente de que es nuestra principal fuente de riqueza y siendo eso así, y ganando ellos mucho dinero, tienen que ser responsables de que esa riqueza se democratice y tire del resto de sectores». En este momento su discurso incluso pretende «simpatizar» con aquellos que exigen un cambio de rumbo diciendo que «iría a la protesta si fuese un ciudadano más».

Éxitos y retos de las movilizaciones 

Lo cierto es que tanto el anuncio como la huelga de hambre han supuesto un éxito relativo. Han dado un toque de atención a la administración pública, que ha acelerado la redacción de la futura ley de alquiler vacacional canario, cuya medida estrella pretende rebajar el parque inmobiliario de alquiler vacacional a un 10% por municipio. Además, como consecuencia también se ha abierto un debate en las islas sobre qué rumbo tomar para diversificar la economía. 

Las protestas vienen encabezadas por grupos ecologistas varios: ATAN, Salvar La Tejita, Salvar Tenerife, Fundación Telesforo Bravo-Juan Coello, Salvar El Puertito, Tabona, Plataforma Los Silos-Isla Baja, Asociación Abeque, Red Asirem, Coordinadora El Rincón, Rebelión Científica y  Asamblea en Defensa de Nuestra Tierra (ADNT).